No necesitamos nada en especial para hacer el Camino en esta época del año pero siempre hay que tener en cuenta que puede que necesitemos ocasionalmente alguna prenda de abrigo o para la lluvia más. Tampoco es mala idea asegurarse de que el albergue en el que queremos pernoctar está abierto durante este mes. Lo mejor es consultar una buena guía que nos informe de qué meses al año está abierto cada albergue… o nos proporcione el teléfono si no hay muchos albergues para elegir. En los albergues, al terminar las aglomeraciones de peregrinos veraniegas, ganaremos en comodidad. Además, cuenta con que la práctica totalidad de la red de albergues públicos y privados, hostales, pensiones y casas rurales todavía están abiertas para que te puedas alojar.
Lo mejor de este mes es que hay un número intermedio de peregrinos, no encontraremos las aglomeraciones que son comunes en verano. Principalmente en las últimas etapas, Galicia es un hervidero de caminantes en las semanas más calurosas del año, ni tampoco encontraremos la soledad presente en el invierno.
La temperatura, un factor muy importante ya que hay que tener en cuenta que de etapa en etapa estarás expuesto o expuesta durante tu camino a las condiciones climatológicas. Así, que en este mes la temperatura es más suave y hace que tu camino sea más llevadero, al contrario que en julio, agosto o los meses de invierno ya que tienen temperaturas extremas.
Otra de las ventajas es que, una vez llegues a tu meta siempre puedes alargar tu estancia y visitar algunos de los enclaves turísticos más importantes de la zona. Recuerda que, aunque en el Camino el mes de septiembre temporada alta, en el resto de actividades turísticas ya comienza a ser temporada baja por lo que podrás evitar grandes aglomeraciones