Historia de la vieira de Santiago

La leyenda en su versión frente a las costas gallegas.

En esta leyenda se especula con la posibilidad de que la villa de Bouzas, en Vigo, hubiera sido el primer puerto de Galicia y por lo tanto español, en haber tenido algún contacto con los restos del apóstol. A este lugar llegaron una pareja de jóvenes, de importantes familias, a celebrar su boda.

El novio y su familia procedían de Gaia, en Portugal, y la novia de Amaia, en Galicia, España. Al ser Bouzas el punto intermedio en tre ambas localidades, se decidió que fuera el lugar donde celebrar la boda.

Uno de los juegos con los que se entre tenían consistía en “abofardar”, un juego de destreza consitente en lanzar al aire una bofarda (lanza) y recogerla mientras se galopaba antes de que estas alcanzasen el suelo. Cuando el novio, que participaba en el juego, lanzó su bofarda, vió como, arrastrada por el viento, se desviaba hacia el mar. No estando dispuesto a perderla, sin duarlo, cabalgó hacia el agua con la intención de no perdarla. Pero lo único que consiguó fue que tanto el como su montura se hundiesen en las aguas de la Ría de Vigo, ante el estupor y desesperación de todos los presentes al ver que no salía del agua. El tiempo transcurría y no daban señales de vida, ni caballo ni caballero.

En ese momento los angustiados presente vieron como llegaba un barco que navegaba precisamente sobre el lugar en el que el caballero había desaparecido. Una vez el barco hubo pasado, emergieron, milagrosamente, caballo y caballero cubiertos completamente por conchas de vieira. Los tripulantes de la nave, en la que viajaban los restos del Apóstol Santiago, levantando la mirada al cielo, exclamaron: “Verdaderamente quiere Jesucristo manifestar ante ti su poder para bien y honra del vasallo que llevamos en esta nave a dar cristiano enterramiento. Quien a Santiago desee servir deberá visitarlo allá donde fuese enterrado llevando conchas como esas de las que tú estás cubierto”.

Y de ahí la tradición de las conchas de vieira en el atuendo de los peregrinos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *